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Posted on 19 noviembre, 2018
La ergonomía es la ciencia que trata de corregir y diseñar el ambiente laboral (espacio, iluminación, muebles, materiales…) con el objetivo disminuir los riesgos asociados a los distintos tipos de actividad.
En el caso concreto del trabajo de oficina los principales problemas ergonómicos son: la movilidad restringida, las posturas inadecuadas y, a nivel de elementos, la iluminación deficiente o los excesos con el aire acondicionado y la calefacción. De no corregirse estos problemas, pueden llegar a provocar una serie de patologías y consecuencias negativas sobre la salud y bienestar de las personas, siendo las principales:
Históricamente, el trabajo de oficina no ha sido considerado ni percibido como especialmente dañino para la salud de los trabajadores. Sin embargo, cada día son más los profesionales sanitarios y técnicos en prevención y salud laboral que advierten de los peligros para la salud de los trabajos que implican estar sentado por tiempo indefinido, pudiendo llegar a provocar problemas de salud graves relacionados sobre todo con una circulación sanguínea deficiente, especialmente de las piernas.
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Además de estas medidas, es fundamental realizar ejercicio moderado cada día (andar, bicicleta, footing) para contrarrestar el excesivo sedentarismo del trabajo de oficina. Ventilar suficientemente el espacio de trabajo, contar con una iluminación adecuada y utilizar los aparatos acondicionados con moderación, evitando colocar el termostato por debajo de los 25 o 24 grados, son medidas de puro sentido común. Sin embargo, pese a su sencillez pueden ahorrar muchas molestias, dolores de huesos o músculos y, en algunos casos, evitar patologías de mayor gravedad entre los trabajadores que realizan todas o la mayor parte de la tareas entre las paredes de una oficina.